Este libro retrata esos momentos decisivos en los que el billarista contempla la soledad de la mesa, la luz del instante y el sonido del paño por el que rueda el juego. Este intervalo, el del jugador del brillar ante el desafío de la imagen, le permite a Andrés Neuman dar la tacada inicial de un poema narrativo y onírico, aventurándose a que los versos se rocen y se encuentren mientras ruedan por la página.